Sucio y enfermo presupuesto

/ Darwin Andino / 

Costa Rica siempre fue distinta. Sus conflictos armados distintos, sus conexiones con el mundo diferentes a las nuestras. La transformación republicana -que para nosotros fue el inicio de estos países locoides- a Costa Rica le obsequió, por un buen tiempo, un paraíso de Atalaya. Cruzaron décadas sangrientas hasta llegar a un buen remedo de Estado del Bienestar. Claro, es la pequeña historia de lo que se conoce como Valle Central, porque también heredaron periferia, unas orillas que por mero tecnicismo entran en la definición de territorio costarricense. 
 
Pero que no lleve a engaño. Limpiando la mesa de los temas de desigualdad y marginación, lo que teníamos en Costa Rica era singular. El esquema presupuestario del Estado, aún en medio de corrupción e inoperancia, continuaba enfocado en beneficiar de algún modo a las personas. Tal es el caso del presupuesto de Cultura, que hoy está en la hoguera de la política. Estamos viendo el final de un proceso regional que lleva décadas gestándose. La comunidad creativa costarricense -y por extensión todo el país- está recibiendo le fuerza final de un golpe geopolítico que lleva muchos años ondeando al viento. 
 
Por lo que comenta la gente en las redes, estoy convencido de que allá nadie logra ver la funesta pintura de la historia. El siglo XX hizo este golpe con diferentes pigmentos: las matanzas de indígenas en Guatemala, las masacres de campesinos y campesinas en El Salvador, los entierros clandestinos de estudiantes y sindicalistas en Honduras, las batallas de antes y las actuales contra las dictaduras en Nicaragua. Este paisaje no se hizo con pincel, se hizo con brochas gastadas, de las que raspan y arrancan. Faltaba Costa Rica. Primero una veladura para diluir los gritos de “No al TLC”. Un par de trazos sindicalistas. Metieron a dios a competir por la plaza presidencial, en un performance memorable para desviar la atención a las verdades. 
 
Dei, sí. Le están quitando la plata al presupuesto de cultura. No. Están terminando lo que habían empezado. El corredor de los furgones no podía tener más tiempo un Valle Central con privilegios. En nombre de la sangre que ha derramado el resto de la región, mis respetos por haber aguantado tanto tiempo. Ahora podremos unirnos desde abajo.

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