Marilyn Boror

Artista Maya-Kaqchiquel, curadora independiente, catedrática de arte. Licenciada en arte por la Universidad de San Carlos de Guatemala, reconocida por su amplio manejo de diversos materiales y una práctica artística social comprometida. Su trabajo ha sido presentado en espacios expositivos en Alemania, España, México, Estados Unidos, Canadá, Venezuela, Chile y toda Centro América. 

Artista invitada de la XXII, XX y XIX Bienal de Arte Paiz de Guatemala; la Bienal del Sur “Pueblos en resistencia” Caracas, Venezuela y la Bienal en Resistencia 2019 Guatemala. Ha recibido becas de creación, producción e  investigación artística en Yaxs (GT), Fundación Utopía (ESP), EspIRA (Espacio para la Investigación y Reflexión Artística) (NIC), Fundación TeorÉtica (CR), Colorado College(USA). Actualmente es catedrática del Diplomado de Artes Visuales y el Espacio de Producción Artístico ESPA de la Escuela Municipal de Artes Visuales de la Municipalidad de Guatemala. Su obra forma parte de la colección latinoamericana del Museo Reina Sofía de España y del Ministerio de la Cultura de España.

Proyecto: Todos queremos ir a la montaña

La ambivalencia del paisaje; gris, concreto, edificios, centros comerciales, cines, ascensores, gradas eléctricas, semáforos; versus verde, marrón, montañas, árboles, cerros, siembras, construcciones de adobe, lagos, ríos, barro. 

Esta dualidad, entre las grandes ciudades y las zonas rurales es clara, por un lado, la “civilización, la cultura, la enseñanza, la ilustración, el progreso, el adelanto, la perfección” por otro lado “la barbarie, el retraso, lo inculto, lo rústico, lo originario”. Símbolo del deseo y el anhelo que trasplanta vidas de la montaña a las grandes ciudades centralizadas, en su gran mayoría indígenas de zonas rurales que se adaptan a un entorno poco amigable con su cosmovisión y manera de vivir. Este trasplante significa: Dejar parte las raíces en la montaña para vivir en la ciudad.

Instrucciones

Reconocer la lucha de las abuelas en la historia de nuestros cuerpos y territorios.
Registrar el olor, color, sabor, textura y sonido de la tierra.
Reconocerse parte del paisaje verde, marrón, amarillo, naranja y azul.
Enrollarse en el paisaje.
Enraizarse en lo más profundo de la tierra.
Abrazar las raíces de los cercanos.
Recordar objetos olvidados, hacerles un altar.
Repetir detenidamente: Mi cuerpo tiene memoria, mi cuerpo tiene memoria, mi cuerpo tiene memoria, mi cuerpo tiene memoria.
Recordar que el barro con que fue hecho el comal, tiene memoria del cerro de donde se extrajo