Franja y el caudal de un río

Franja y el caudal de un río

Mariela, Paulina, Marilyn, Moisés, Darwin

Hace una década -o por ahí- que nos hemos encontrado en diferentes circunstancias artísticas. Nos une la insistencia de hacer arte en Centroamérica. Nos conocimos en el espacio de aprendizaje EspIRA-la Espora, pensando la región, imaginando otros mundos posibles, otras vertientes para nuestro quehacer profesional. Queremos pensar nuestras experiencias profesionales en red, reconocemos que la investigación artística en este momento es estéril e insostenible, optamos por la colaboración, gestionando nuestros tiempos, deseos e imaginación, compartiendo un estudio virtual donde nos apoyamos, buscamos formas de estar cerca, un tejido que busca sostener la práctica artística que conocemos y la cual nos da esperanza de conversar desde las micropolíticas de nuestras producciones. 

Con los años, nos dimos cuenta que la amistad es lo que da sentido a la confianza, actualmente somos una Franja que comienza con 5, que cruza los límites de lo geográfico conocido como Centroamérica, tenemos ganas de que se expanda y quizá crezca o se bifurque, pero vamos poco a poco, han pasado 10 años, somos de cocimiento lento, pero avanzamos, nos pensamos juntos, trenzados, enraizados. El sitio que planeamos es un semillero de nuestros procesos y proyectos, donde cada cual puede tener acceso a editar, mostrar y modificar su espacio virtual. Es una plataforma para visibilizar los pensamientos y acciones, es permeable porque queremos que así sea, y se vaya convirtiendo en lo que necesite ser para cada cual. 

Hoy celebramos estar JUNTAS, pensar con acciones, concretar grano a grano las conversaciones que en reiteradas ocasiones hemos conversado y se han quedado en problemáticas de las prácticas en y desde la región.

El arte cobra sentido cuando se comparte. El proceso cobra vida cuando se dialoga y se hace en grupo. Con el tiempo, crear esas dinámicas requiere intención. En otras realidades los artistas se organizan para poner un estudio en conjunto. La lejanía ya es costumbre. Nuestro espacio es compartir nuestras mentes. Habitar nuestros discos duros,  germinar proyectos en multiplicidad, sostenernos para seguir creando.

Cuestiona su contexto, habla en oposición a las miradas patriarcales, racistas y coloniales arraigadas en la historia de países invadidos. Busca, deconstruye y estudia las palabras, desarticulando las conductas del poder, desde los lenguajes de la memoria, usando la palabra y su cuerpo como espacio político de denuncia.

Dibujar, planear, comunicar, pelear, disfrutar, dudar, café y repetir…todo esto tiene más sentido en grupo, lo mismo le pasa al arte, por que se nutre en el intercambio, en el poder experimentar y compartir. Si algo hace el arte, o al menos el que a mi me gusta, es crear nuevas experiencias, relaciones y, a veces, comunidades donde las cosas tengan sentido.

Prácticas por y para la autogestión colectiva. Ser multi todo, estar siempre pensando/activando redes, buscando estrategias para convocar, provocaciones que partan del deseo y de las necesidades. Las políticas de un contenido y proceso sostenibles en el tiempo, con la siembra de acciones que construyan lo común.

Hacer arte es una actividad sin misterios. Por mucho que surjan contradicciones o desencantos, se ‘reduce’ a conectar con el conocimiento anterior y buscar uno diferente. En esto de buscar terminamos encontrando amigas y amigos, que sin tantos misterios se ponen a tu lado a maravillarse y seguir creando. Así me siento en este 2020, en una franja vital.

5/5

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