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Crear en la red / aplicando lo aprendido

Paulina Velázquez Solís. FRANJA desde Ithaca, Nueva York. 23 de octubre, 2020

En julio de 2020, ya habían pasado cuatro meses de encierro, incertidumbre y videollamadas. El caos dejó de ser nuevo y en ese asentar de aguas turbias se cierne FRANJA. Centroamericana. No, Centroamérica. No-Bucle. La idea de unir fuerzas, talento y energías, así, de lejos. Como nos hemos acostumbrado a hacer todo este año, tiene más sentido que nunca. 

Existe el mito de artistas que crean en soledad, y el culto a la individualidad y el éxito de estos personajes mientras que se olvidan de las conversaciones en las que comparten con colegas, las cartas o los espacios compartidos. El arte florece en conjunto – así como lo hacen las plantas. Hacen falta flores para que haya comida.

Los grupos de artistas de distintas partes del globo, han sido parte esos momentos de la historia, con su intercambio de ideas y experimentaciones, como los impresionistas, la movida en México en la primera mitad del siglo XX, o Fluxus experimentando en distintas disciplinas internacionalmente. The World in 24 Hours, fue un performance organizado por el artista canadiense Rober Adrian en 1982.  Usando faxes, computadoras y videos conectando a artistas en diez y seis ciudades, imaginó y predijo el mundo en el que operamos hoy. [1]

La camaradería que hay en las escuelas de arte, los estudios de artistas unos cerca de otros, es vital para crear. Eso es fácil y se da por sentado en esa primera etapa, cuando hay todo el tiempo, la energía y los recursos de instituciones que -hasta el momento- apoyaban esos espacios. Las carreras de artistas se ven mermadas cuando termina la “etapa emergente” hay menos convocatorias, y se va al nuevo ciclo de artistas desechables en un rotar capitalista e individualista. Un ciclo insostenible. 

 En 2020, aunque estuviéramos en el mismo país, no podríamos vernos tanto. En mi caso como artista y mamá tengo otras responsabilidades, las cuales tienen que integrarse con el hacer arte y hacer vida, porque el uno sin el otro se vuelve estériles. Para mí estar lejos en una pequeña ciudad en Nueva York (si, más allá de la gran manzana) y con el extra-aislamiento de la pandemia, sentirme acompañada en FRANJA de artistas y amistad ha sido vital. 

Un salvavidas creativo, juntar fuerzas, recursos, ideas – de las personas mas generosas y trabajadoras que conozco – para seguir haciendo, para hacernos preguntas, para organizar nuestro aprendizaje y creer hoy -más que nunca- en el arte. Nos mueve la perseverancia y la claridad de que el crear en conjunto, es más agradable, productivo y efectivo. 

Esto se vuelve aún más significativo y simbólico cuando en la tercera semana de Octubre se aprobaron recortes al presupuesto de cultura en Costa Rica que implican el cierre técnicos de instituciones como el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo en las que– no solo artistas de costarricenses sino te de toda la región centroamericana- hemos crecido y aportado a la historia y la creatividad del Istmo. La vulnerabilidad de las instituciones de arte, y la cultura demuestran la falta de visión de los gobiernos que ha dado por sentado el aporte de los artistas que permea y alimenta el imaginario cultural, y tal vez la falta de diversificación en cómo sostener estos esfuerzos. 

 Juntando fuerzas buscamos las alternativas de diluir fronteras y espacios, de empujar procesos y proyectos. Usando las habilidades que hemos puesto al servicio de otros proyectos y procesos colectivos, esta vez para nosotros, al servicio de nuestra creatividad. Este concretar de ideas y plataforma viene de esas sesiones y conversaciones por video durante cuatro meses, pero en realidad empezamos hace diez años. En el proceso ha sido fundamental el aporte de visitas que nos han ayudado a clarificar e imaginar el camino: la primera visita fue de Paula Piedra de TeoréTica desde San José, Costa Rica que nos dio luces en cómo pensarnos en formas de organización y economías alternativas. Que acuerparnos y trabajar en red es ya el recurso más fuerte que tenemos. 

Unas semanas después siguió Diego Teo de Cráter Invertido, desde Oaxaca, México. Compartiendo las experiencias de su colectivo de una manera tan franca y refrescante que nos ayudó muchísimo a seguir definiendo por donde es que se iba formando la FRANJA.

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En octubre conversamos con Frida Cano de Arttextum desde Los Ángeles, California, aprendiendo de otras estrategias desde su proyecto de artistas como paisajes culturales y lo que hasta ahora tenemos como visión de FRANJA, para seguir la conversación en una de las charlas en línea que organiza Arttextum el próximo 21 de Noviembre, donde compartiremos nuestro proyecto en forma más amplia.

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Y mientras seguimos construyendo el estudio virtual, añadiendo los proyectos nuevos, en proceso, sin terminar, para soñar que más arte es posible. Tenemos la audacia de afirmar nuestra intención de seguir haciendo, de encontrar caminos sostenibles, de imaginar. Crear en conjunto es un acto de rebeldía. Así en grupo, caminamos a través de la tormenta.

[1] Paul, C. (2008). Digital Art (Second Edition) (World of Art) (Second Edition). Thames & Hudson. Página 21 

 

Paulina Velázquez (México/Costa Rica). Vive y trabaja en Ithaca, Nueva York, Estados Unidos. Obtuvo el grado de Maestría en Nuevos Géneros por el San Francisco Art Institute como becaria Fulbright y realizó sus estudios de Licenciatura en Arte y Comunicación Visual en Grabado en la Universidad Nacional, Heredia, Costa Rica.

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